Mascarillas de tela
Son mascarillas de tejido reutilizable y lavable que debe de cumplir con la normativa UNE 0065:2020 o bien respetar el documento UNE-CWA 17553 y siempre informando de los datos de eficacia de filtración y respirabilidad. Son mascarillas que no están destinadas a ser usadas por personas con síntomas de enfermedad.
La gran ventaja de este tipo de mascarillas, es que al ser lavables (en la etiqueta tiene que venir indicado por el fabricante, el método de lavado y secado recomendado), son más económicas y generan menos residuos.
Mascarillas higiénica
Son mascarillas destinadas a personas que no tienen síntomas de cualquier tipo de virus y no protegen de aerosoles ni partículas. Tampoco son material sanitario ni se considera un equipo de protección individual (EPIs).
Las mascarillas higiénicas no reutilizables, se rigen por la normativa UNE 0064:2020 y las reutilizables por la UNE 0065:2020
Su principal uso según la Orden CSM/115/202, es la de “minimizar la proyección de las gotas respiratorias, que contienen saliva, esputos o secreciones respiratorias cuando el usuario habla, tose o estornuda, pudiendo también limitar la penetración en el área nasal y bucal del usuario de las gotas respiratorias de origen externo sin declarar la protección del usuario, siempre que no sea considerado producto sanitario, ni equipo de protección individual (EPI)”.
Mascarillas Quirúrgicas
Se consideran un producto sanitario que, principalmente, limita la salida de gotas respiratorias, por lo que previene la transmisión del virus a otras personas y deben cumplir la norma UNE-EN 14683:2019+AC:2019.
Existen 3 tipos de mascarillas quirúrgicas desechables: tipo I, tipo II (se diferencia de la primera en el porcentaje de eficacia en la filtración) y tipo IIR (resistente a las salpicaduras de sangre y otros fluidos corporales que pudieran estar contaminados).
Son desechables, es decir, no es recomendable reutilizarlas, ya que una vez superada su vida útil pueden dejar de ser efectivas.
Mascarillas FFP
La finalidad de este tipo de mascarillas, es filtrar el aire inhalado evitando la entrada de partículas contaminantes en nuestro organismo.
Según su eficacia de filtración pueden ser de tres tipos: FFP1, FFP2, y FFP3 (cada una de ellas con o sin válvulas de exhalación). Deben de cumplir con la norma EN 149:2001 + A1:2009, mascarillas autofiltrantes para partículas, las cuales proporcionan protección efectiva para su uso en sectores industriales donde los trabajadores están expuestos a partículas sólidas y líquidas no volátiles.
FFP1
Cuando la concentración de contaminantes alcanza cuatro veces el límite de exposición profesional (OEL), deben utilizarse las mascarillas FFP1. Estas pueden filtrar hasta el 80 por ciento de todos los contaminantes que no son fundamentalmente tóxicos y que tienen una base de agua o aceite.
Protegen, por ejemplo, contra las partículas de polvo no tóxicas, como las procedentes de la pasta de papel, el cemento, el yeso, la tiza o el polen.
Uso más habitual: Limpieza (polvo doméstico), la agricultura (heno, grano, harina, …); lijado, cepillado, corte y perforación en hormigón, mampostería, hierro, óxido, tareas de limpieza que producen polvo, …
FFP2
Las mascarillas FFP2 pueden utilizarse en entornos en los que la concentración de contaminantes alcanza hasta diez veces el límite de exposición laboral. Filtran hasta el 94% de los contaminantes tóxicos procedentes del agua y del aceite. Las mascarillas con esta clasificación también ofrecen protección contra partículas de polvo tóxicas, como las procedentes de humos de óxido de calcio, hormigón, granito u óxido de zinc.
Protegen para las labores de lijar, cortar y perforar en cemento, madera, acero, pintura, lacas, óxido y plástico; soldar acero de construcción y zinc; manipulación de moho y bacterias del grupo de riesgo 2.
FFP3
Con las mascarillas FFP3, la concentración de contaminantes no debe superar treinta veces el límite de exposición profesional. Filtran hasta el 99% de todos los contaminantes con base de agua y aceite, que son perjudiciales para la salud, cancerígenos o radiactivos. Protegen contra el polvo tóxico, por ejemplo, de cromo, cobalto, níquel o esporas de moho.
Protección para las labores de lijar, cortar y perforar en acero de alta aleación; soldar acero inoxidable o electrodos de torio; trabajar con amianto, partículas/humos de escape de diésel; manipulación de virus y bacterias del grupo de riesgo 3.